El sur de los sueños se
ha divertido en tu piel. Cabellos rubios que hacen contraste con la luna y el
azul cielo. Esa hamaca se mueve al compás de mis ilusiones.
El mundo es víctima de
esta peste. Yo soy el caminante, que gracias al perfume del aire, pudo soportar
las quemaduras de la soledad. Nosotros saltamos una vez, desde las montañas,
esas montañas que acarician el cielo. Todo deseo impuro se convierte en un pez
que no puede volar.
El aire comienza a tomar
calor. Te veo por mis células, andas corriendo por la espalda.
Me miras y me haces que
me acuerde de vos. Estás sentada frente a mí y creo que soy feliz. Todo lo que
ves aquí es tuyo, hasta lo que no me pertenece. Tengo estrellas para dártelas
durante toda la vida. Desde lo alto, te acercas a mi boca y derramas lluvia sobre
mi paisaje.
Nuestras células están
relacionadas por distintas noches.
Muy lejos ha quedado el
jardín, tan lejos de tu piel, que me he quedado solo.
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