Yo seré silencio. Ése el
cual vos no conoces. Yo caminaré por la ausencia de mi voz y seré lo que pocas
veces reconociste. No habrá hilachas de palabras que se noten en mi saco. Nunca
sabrán sobre lo que hiciste. No se enterarán de tus actos (¡vaya a saber Dios
de qué tipo!).
No podrán nunca espiar a
través de las rendijas de mi habla. Seré grande como el muro de muerte que te
supo cubrir. A pesar de todas las noches bañadas en sal, podré ser silencio y
tus miserias no serán descubiertas, nadie sabrá qué haces con la justicia y con
la reciprocidad. No le contaré a nadie con qué sábana te tapas, ni mucho menos
con quién sueñas.
No hablaré sobre curvas
de incoherencia mental, ni vuelos de egoísmos.
Me presentaré callado al
velorio de mi palabra.
Disfrutaré con gustoso
sabor las ventajas de tales actitudes.
Diciendo nada podré
decir todo, pero no lo haré.
Callaré la mente muda que habita en mí.
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