Un día de sufrimiento dibujé con letras: “Me estoy cayendo, pero...”
Y ahora me doy cuenta de lo que hice.
Iba yo en el vuelo 666 de Aerosufrimiento y decidí, dejar de mojar mi
cara con duras realidades.
El Demonio de mi corazón gruñó alegre por haberse liberado de
ignorancia sentimental.
Ahora, a varios pasos de ese instante, mi alma ha entrado a bañarse en
el lago de las calmas alegres y de una vida de antes, en que era fácil
enganchar todo el cuarzo necesario.
Le gusta el refugio de mi alma y lo acaricia. Le avisé que iba a ser
mía y me contestó que ya lo sabía.
Ahora voy a ir para arriba a esconder el reproductor de viento que se
ve desde abajo. Me preocupa tanto amor.
No tengo miedo de morir, si no de dejar inconcluso mi viaje hacia tu
piel virgen.
Te identificas cuando hago bromas.
No quería odiarte pero siempre haces todo lo posible para molestarme.
Cuando todo pase te vas a dar cuenta del gravísimo error cometido, al no
aprovechar esta oferta de amor y felicidad eternos. Se me cruza por la cabeza la idea de pedirle
al Pai Ogún que rastree tu alma y la traiga hacia mi Infierno. Espero que para
conseguir papeles materialmente felices no tenga que ser su filio. Y si no,
esperaré en el portal de la
Eternidad para hacer lo que quiero.
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