Salgo al escenario y no
cambia algo. Ellos me miran y aceptan el disfraz, el disfraz les cae bien. Me
doy cuenta de que no se merecen mi presencia. Si les demuestro quién soy se
enojarían, y si les doy mi tristeza me dejarían de lado. Pero creo asumirlo.
Ser consciente de esta sangre que me acompaña y que me sigue. Esta sangre me
mira y llora conmigo, pero no desaparece.
Sangre y alma son fusiones de mi imaginación que vuela arrastrada por el
suelo. Vuela por la tierra y aterriza en el infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario